Orhan Pamuk, Nobel de literatura 2006
Fue a raíz de nuestro viaje con Betty y Tamara a Estambul o Istanbul, en 2005, que supe de Orhan Pamuk. En un correo desde Madrid, mi amiga novelista y dramaturga Luz Amelia (Luza) Peña Tovar, me decía que uno de los libros que ella más admiraba en los últimos tiempos era el de un turco que andaba en problemas por poner en claro la matanza de armenios a manos de los turcos a comienzos del siglo XX, y que ese libro se llamaba El astrólogo y el sultán, publicado por Edhasa, Barcelona, 1994, en su colección de bolsillo. De regreso, mi esposa me lo trajo de España (en Colombia no se conseguía). Pamuk, conocido por las noticias políticas, era apenas mencionado en Colombia, y se vendía bien en España. Luego vendría su amenaza de juicio en su patria por querer aclarar (eso dijo en Berlín) la matanza de los armenios, las cartas de los escritores en su defensa (justas, por supuesto) y otras traducciones de sus obras. Y la verdad es que Pamuk encanta. El astrólogo y el sultán comienza con un marco de composición narrativa muy atractivo: un hombre encuentra unos originales en 1982, trata de averiguar quién es su autor con el fin de incluirlo en una enciclopedia para la cual trabaja, y no lo logra. Luego trascribe la historia de un científico joven capturado en Italia por piratas que lo venden en Istanbul a un sabio sultán que desea aprender con él qué es el occidente. Los dos, a fin de cuentas, aprenden el uno del otro, y la historia se cierra con un viaje de amo y esclavo contra los polacos. La novela, publicada por Pamuk en 1985, editada en inglés en 1990 con el título de The White Castle, tiene una dedicatoria misteriosa: "Para Nilgun Darvinoglu, una hermana cariñosa (1961-1980)", pues se supone que la colocó quien encontró los manuscritos y no su autor. Más un epígrafe tomado de Marcel Proust, que sintetiza el pensamiento de Pamuk, un hombre que vive en una ciudad -quizás la única del mundo, lo cual cuando uno lo vive, lo llena de una extraña emoción- que hace parte, a un mismo tiempo, apenas pasando un largo puente sobre el Bósforo, de los continentes y las culturas occidental y oriental, hoy en pruebas de saber: "Imaginar que una persona que nos intriga tiene acceso a un modo de vida desconocido y más atractivo todavía a causa de su misterio, creer que sólo empezaremos a vivir a través del amor de esa persona..., ¿qué es si no el nacimiento de una gran pasión?".
Epígrafe que se suma al subtítulo de la novela, para mejor decir del interés que tiene Pamuk por la unidad del mundo del ser humano: "Oriente y Occidente en el imperio otomano".
2 Comments:
La verdad es tanto lo que hay por leer, que es mucho aún lo que no he leído. Entre eso lo escrito por Pamuk. Ya me pondré al día con esa lectura si es que consigo el libro.
Pasé a saludarte en tu blog y en adelante pasaré por aquí seguido.
Un abrazo.
Mi querido Maestro, seré cursi: qué lindo encontrarte en la web y seguir repasando algunas de tus huellas. Por aquí vendré frecuentemente a buscar tus palabras y tus ideas que siempre son fecundas y alentadoras. Seguiré la recomendación bibliográfica, pues, también como siempre, sé que no es en vano.
Un gran abrazo.
Edith Sánchez
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